“En el Niño de Belén, la ‘pequeñez’ de Dios hecho hombre nos revela la grandeza del ser humano y la belleza de nuestra dignidad de hijos de Dios. Contemplando a este Niño, percibimos la gran confianza de Dios en nosotros y la grandes posibilidades de hacer cosas hermosas y grandes en nuestras jornadas, viviendo con Jesús y como Jesús”. “Dad testimonio a todos de la alegría de la presencia fuerte y dulce de Jesús, comenzando por vuestros colegas. Decidles que es bonito ser amigos de Jesús y que vale la pena seguirle. Mostrad con vuestro entusiasmo que sólo siguiendo a Jesús se encuentra el verdadero sentido de la vida, y por tanto, la alegría verdadera y estable”.
18 diciembre 2005
“Con el saludo del Arcangel Gabriel a María, ‘kaire’ en griego, que significa ‘alégrate’, comienza el Nuevo Testamento. Podemos decir que la primera palabra que aparece en el libro sagrado es ‘alégrate’, y por tanto, ‘alegría’. Este es el verdadero significado de la Navidad: ''Dios está cerca de nosotros, tan cerca que se hace niño”. “En el mundo de hoy, donde Dios está ausente, constatamos que está dominado por el miedo, por la incertidumbre, sin embargo, la palabra ‘alégrate’, porque Dios está contigo, está con nosotros, abre realmente a un tiempo nuevo”. “La alegría es el verdadero don de la Navidad y no los regalos caros, que conllevan tiempo y dinero. Podemos comunicarla de un modo sencillo: con una sonrisa, con un gesto bueno, con una pequeña ayuda, con el perdón. Transmitamos esta alegría y la alegría donada volverá a nosotros. Pidamos para que en nuestra vida se refleje esta presencia de la alegría liberadora de Dios”.
21 diciembre 2005
“La Navidad coincide en nuestro hemisferio con los días del año en que el sol termina su parábola descendiente y se empieza a prolongar gradualmente la duración de la luz diurna. Así comprendemos mejor el tema de la luz que vence a las tinieblas. Es un símbolo evocador de una realidad que concierne a la intimidad del ser humano: el bien que vence al mal, la vida que derrota a la muerte. La Navidad nos hace pensar en esta luz interior, su luz divina nos propone de nuevo el anuncio de la victoria definitiva del amor de Dios sobre el pecado y la muerte. Frente a una cultura consumista que tiende a ignorar los símbolos cristianos de las fiestas navideñas, preparémonos para celebrar con alegría el nacimiento del Salvador, transmitiendo a las nuevas generaciones los valores de las tradiciones que forman parte del patrimonio de nuestra fe y cultura”. “En particular, cuando veamos calles y plazas de nuestras ciudades adornadas con luces resplandecientes, recordemos que estas luces evocan otra luz, invisible para nuestros ojos, pero no para nuestro corazón. Al contemplarlas, al encender las velas de las iglesias o las luces del Nacimiento y del árbol de Navidad en nuestras casas, ¡que nuestro ánimo se abra a la verdadera luz espiritual traída a todos los hombres y mujeres de buena voluntad!”.
25 de diciembre. Bendición Urbi et orbi:
“Una humanidad unida podrá afrontar los numerosos y preocupantes problemas del momento actual: desde la acechanza terrorista a las condiciones de pobreza humillante en la que viven millones de seres humanos, desde la proliferación de las armas a las pandemias y al deterioro ambiental que amenaza el futuro del planeta”. “Hombre moderno, adulto y, sin embargo, a veces débil en el pensamiento y en la voluntad, ¡déjate llevar de la mano por el Niño de Belén, no temas, fíate de Él!”. “El hombre de la era tecnológica, si se encamina hacia una atrofia espiritual y a un vacío del corazón, corre el riesgo de ser víctima de los mismos éxitos de su inteligencia y de los resultados de sus capacidades operativas”. “Por eso es importante que abra la propia mente y el propio corazón a la Navidad de Cristo, acontecimiento de salvación capaz de imprimir renovada esperanza a la existencia de todo ser humano”.