Cadenas visibles e invisibles

Article de José Ignacio Postigo a Amigos de Liberación n.173. año 36 (2015)

"Rodrigo, 8 años, ocho años pegado a su cajita de madera que le identifica en las calles de Santo Domingo como niño limpiabotas. Ester, de 17, acaba de ser detenida: redada policial contra la mafia rusa en club nocturno de la costa española. Dylan, 21, lleva desde los cuatro años escarbando en los basureros del sur de la India para poder llevar algo a su familia. Erik, 42, broker de la bolsa londinense, atado a su móvil día y noche, trabaja en la city, tiene un cuarto de hora al día para comer. Naywa, 12, pide por las calles de Manila, no sabe leer ni escribir. Teddy, 67, languidece en la prisión de Guatemala tras más de treinta años sin que nadie se ocupe de su caso. Omaha, 7 años, acaban de ponerle un cinturón de bombas los del estado islámico, haciéndolo estallar en un mercado de Siria. Richard, 29, se gasta medio sueldo en las máquinas tragaperras del bar de su barrio, dicen que es ludópata. Emily, 84, lleva diez años atada a una silla de ruedas por esclerosis múltiple, la residencia en la que estaba ha sido precintada por maltrato a los internos. Salomón, 37, acaba de fallecer porque en su interior ha reventado una de las bolas de coca que llevaba en el estómago, destino: las discos de Ibiza. Dania, 16, sigue cosiendo ropa para Europa en una fábrica lúgubre de Bangla Desh. Recibe un dólar al día por catorce horas de trabajo. Fue una de las supervivientes del fatídico derrumbe de hace unos años. Essien, 45, lleva siete días en alta mar junto a sus dos pequeños fallecidos por deshidratación, esperando un país que les acoja. Carlos, 32, enganchado a la droga hace quince, ha comenzado su proceso de rehabilitación con Proyecto Hombre antes de ayer, en Santiago. Ariadna, 6 años, se pasa cuatro horas al día jugando sola con la tablet. Ulanis, 39, ha sido encarcelada por profesar la fe cristiana en país musulmán, le espera tortura y posterior venta como esclava. Thor, 57, presidente de una multinacional telefónica, suple con alquileres sexuales sus carencias afectivas y su falta de amor. Indira, empleada de hogar, trabaja quince horas diarias por diez euros al día, inmigrante sin papeles en Madrid. Víctor, 34, secuestrado por sicarios para la extorsión a su familia. Lleva dos meses en un zulo maloliente a las afueras de Río (eso piensa la policía). Osvaldo, 16, es acosado diariamente en su colegio por su aspecto físico. Se suicidará pasado mañana tirándose de un muro a las afueras de la ciudad. Sandra, 25, lleva dos años encarcelada por haber salido a protestar contra la dictadura de Maduro en Caracas.

¿Podéis añadir... cuántos más? Se me olvidan treinta, cuarenta, cien... ¿tipos de esclavitud actual? Me canso. Nombres y apellidos reales, de las noticias de estas últimas dos semanas.

Están ahí, todos. No son personajes de ficción. Luego podremos discutir eternamente de si ellos constituyen el campo de nuestra misión mercedaria, quiénes, cómo, cuándo, por qué, en qué condiciones, qué priorizamos, a quiénes redimimos y con qué "tela”. Y eso es bonito. Las Constituciones de la Orden de la Merced hablan de nuevas formas de cautividad, que se dan en una situación social en la que la libertad de los hijos de Dios está amenazada y en la que concurren las siguientes condiciones: 1ª, es opresora y degradante para la persona; 2ª, nace de principios y sistemas opuestos al evangelio; 3ª, pone en peligro la fe de los cristianos y 4ª, ofrece la posibilidad de ayudar, visitar y redimir a las personas que la padecen.

Todos estos son cristianos y viven distintas situaciones sociales, como tú y como yo. Ahora sólo nos queda preguntarnos si son hijos de Dios y preguntarles a ellos si, en medio de sus cautividades, están en peligro de perder la fe. Y cuando lo sepamos, a ejercer."

(Article de José Ignacio Postigo a Amigos de Liberación n.173. año 36 .2015)






01/10/2015 09:02:00




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